Ciencia, Científicas y Salud Mental

El ámbito de la ciencia está lleno de descubrimientos y avances, pero para muchas investigadoras la presión por rendir a altos niveles, el entorno competitivo y las desigualdades de género pueden tener un impacto significativo en su salud mental. Este fenómeno ha sido objeto de estudios recientes que muestran cómo las mujeres en la ciencia enfrentan tasas más altas de ansiedad, depresión y otros trastornos mentales en comparación con sus colegas hombres. Queremos explorar la relación entre el trabajo científico, las mujeres y la salud mental, apoyándonos en datos y estudios que muestran una realidad preocupante pero también, oportunidades para la mejorar.

El panorama de la salud mental 

Varios estudios han señalado que las mujeres no solo tienen mayores tasas de trastornos mentales que los hombres, sino que también experimentan más síntomas de ansiedad y depresión. Las investigadoras, en particular, se enfrentan a mayores presiones laborales y personales, lo que agrava estos problemas. Un estudio de A. Bacigalupe, publicado en ScienceDirect, afirma que la salud mental de las mujeres es peor que la de los hombres, tanto en encuestas de salud como en estudios clínicos, con una mayor prevalencia de trastornos de ansiedad y depresión en ellas [1].

Un dato revelador es que, según registros clínicos de Atención Primaria, la prevalencia de trastornos depresivos es de un 5,9% en mujeres frente al 2,3% en hombres [2]. Este tipo de cifras pone de manifiesto la vulnerabilidad de las mujeres frente a los problemas de salud mental, particularmente en entornos altamente demandantes como el de la investigación científica.

Estudios globales sobre la salud mental 

A nivel mundial, estudios han demostrado que las mujeres científicas enfrentan retos particulares en cuanto a su salud mental. El Instituto Nacional de la Salud Mental de Estados Unidos ha destacado la importancia de abordar los problemas específicos que enfrentan las investigadoras, como el estrés laboral y el desequilibrio entre el trabajo y la vida personal [3]. A nivel europeo, varios estudios han indicado que la falta de apoyo emocional y profesional agrava los problemas de salud mental entre las científicas.

Además, las estadísticas indican que las mujeres tienen más probabilidades de ser diagnosticadas con trastornos alimentarios y de personalidad en comparación con sus colegas masculinos. Esto puede estar vinculado a la presión de cumplir con estándares laborales y físicos [4].

Factores de riesgo para las mujeres en la ciencia

Uno de los principales factores que contribuyen a esta desigualdad en la salud mental es la carga adicional que muchas mujeres asumen en términos de responsabilidades familiares y sociales. A menudo, se espera que las científicas equilibren el trabajo doméstico con sus carreras, lo que genera un nivel de estrés crónico que puede desencadenar problemas de salud mental. Este fenómeno, denominado «segunda jornada», afecta de manera desproporcionada a las investigadoras en comparación con sus colegas masculinos.

Otro factor clave es el entorno laboral. El sesgo de género en la ciencia, que incluye desde la subrepresentación femenina en campos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) hasta la falta de reconocimiento y promoción profesional, crea un ambiente más tóxico para las mujeres. Este sesgo también afecta su acceso a financiación y oportunidades de liderazgo, lo que se traduce en mayores niveles de frustración y agotamiento emocional. Un estudio señala que las mujeres tienen más probabilidades de experimentar discriminación y acoso en el lugar de trabajo, lo que contribuye a la aparición de trastornos mentales [5].

Estudios específicos sobre Ciencia, Científicas STEM y Salud Mental

En cuanto a estudios específicos que analicen la intersección entre Ciencia, mujeres en STEM y la salud mental, se ha investigado el impacto de varios factores, como la discriminación de género, la carga de trabajo, y el equilibrio entre la vida personal y profesional, en la salud mental de las mujeres científicas.

Los estudios revelan que las mujeres en campos STEM enfrentan desafíos adicionales en términos de sesgos de género, lo que a menudo se traduce en un mayor riesgo de padecer problemas de salud mental como estrés, ansiedad, y depresión. Las microagresiones y la subrepresentación en estos campos también tienen un impacto significativo en su bienestar emocional [6].

Un informe destacó que durante la pandemia de COVID-19, las mujeres en ciencia experimentaron mayores dificultades, lo que exacerbó problemas de salud mental debido a las responsabilidades adicionales en el hogar y las expectativas profesionales desiguales [7].

Por otra parte, en «Sexism in academia is bad for science and a waste of public funding» [8] se destaca cómo el sexismo en el ámbito académico perjudica la ciencia y malgasta recursos públicos. Las mujeres académicas enfrentan discriminación de género, acoso y barreras sistémicas que afectan su desarrollo profesional, lo que lleva a muchas a abandonar sus carreras científicas. Este fenómeno no solo limita el progreso científico, sino que también representa una ineficiencia en el uso de fondos públicos. El texto aboga por una transformación estructural en las instituciones académicas para eliminar el sexismo y promover la equidad de género.

En el artículo [9] se recopilan estudios que explican los diez principales factores que pueden afectar a la salud mental de las mujeres en el ámbito STEM. 

El primero de ellos, son los sesgos de género. La ciencia se percibe como un ámbito masculino. Este hecho se ve reforzado por la prevalencia de imágenes masculinas  en los medios científicos y en los recursos educativos. En este sentido se ha demostrado que ya desde los 10 años hay un menor interés de las niñas por la ciencia comparado con los niños. Este fenómeno está sostenido por factores sociales, culturales y psicológicos. Los docentes y las familias, suelen alentar más a los niños que a las niñas a decantarse por materias STEM. De ahí la importancia de realizar actividades y talleres para visibilizar el papel de la mujer en el ámbito STEM y dirigido a escolares.
El segundo factor, es debido al efecto Matilda, Las mujeres reciben menos reconocimiento por su computrabajo. Menos nominaciones a premios y oportunidades de colaboración.

Por otra parte, en este mismo artículo se enfatiza en el hecho de que las mujeres en STEM a menudo luchan por equilibrar las responsabilidades profesionales con los roles familiares, ya que el cuidado suele recaer en ellas. Este desequilibrio puede limitar su tiempo de investigación y estudio, dificultando el avance en sus carreras. 

Todos estos factores conllevan a desarrollar el llamado “Síndrome del impostor” que experimentan muchas mujeres en el ámbito STEM. En el que dudan de sus capacidades y se sienten indignas de sus logros. Esta barrera psicológica puede obstaculizar su confianza y voluntad de buscar oportunidades en sus campos

Si bien existen investigaciones en curso, aún queda camino por recorrer para visibilizar esta problemática y promover ambientes de trabajo más inclusivos y saludables para las mujeres en STEM.

Oportunidades para mejorar

Aunque los desafíos son evidentes, también existen oportunidades para mejorar la situación. Iniciativas como las redes de apoyo para mujeres científicas y programas de mentoría pueden jugar un papel crucial en la mejora del bienestar emocional de las investigadoras. También es vital que las instituciones científicas adopten políticas de igualdad de género más estrictas, que promuevan un entorno de trabajo inclusivo y equitativo.

Además, es fundamental que la comunidad científica y los gobiernos tomen medidas para abordar las desigualdades de género en el ámbito de la salud mental. Esto incluye el acceso igualitario a recursos de salud mental y la implementación de políticas que faciliten el equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Las investigadoras deben tener acceso a programas de bienestar mental y soporte psicológico adaptados a las demandas específicas de su trabajo.

Conclusión

La relación entre ciencia, mujeres e investigación es compleja, y los desafíos que enfrentan las científicas en términos de salud mental no deben ser subestimados. Estudios y datos globales muestran que las investigadoras están expuestas a niveles más altos de estrés y ansiedad, lo que requiere atención y acción inmediata. Si bien ya existen algunas iniciativas para mejorar la situación, es esencial que el enfoque en la salud mental de las mujeres en la ciencia se convierta en una prioridad, tanto en la academia como en la sociedad.

Más información

Ten simple rules for empowering women in STEM.

sciencedirect.com – El género como determinante de la salud mental

ncbi.nlm.nih.gov – Desigualdad de género y medicalización de la salud mental

nimh.nih.gov – Información en español sobre la salud mental

repositorio.uam.es – Salud mental en estudiantes de medicina

scielo.org.mx – ¿Por qué hablar de género y salud mental?

mujeresconciencia.com – Microagresiones de género en el entorno STEM 

es.council.science – Combatiendo los impactos del COVID-19 en las mujeres en STEM 

Sexism in academia is bad for science and a waste of public funding